Salmo del día

Verso o versículo diario

Última actualización: Viernes, 12 de septiembre de 2025

Salmo 3 — Oración matutina de confianza
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos dicen de mi alma:
No hay para él salvación en Dios.
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová,
y él me respondió desde su monte santo.
Yo me acosté y dormí, y desperté;
porque Jehová me sustentaba.
No temeré de diez millares de gentes,
que pusieren sitio contra mí.
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
los dientes de los impíos quebraste.
De Jehová es la salvación;
sobre tu pueblo sea tu bendición.

Reflexión

El Salmo 3 es oración de amanecer en medio del asedio. La presión no es abstracta: voces internas y externas declaran que no hay salvación para nosotros. La primera decisión del salmista es teológica: nombra a Dios como escudo alrededor, gloria que restaura dignidad y mano que levanta la cabeza abatida. Esta confesión no elimina el conflicto, pero cambia su geometría: ya no estamos rodeados por el miedo, estamos rodeados por la presencia. El gesto más revolucionario del salmo es dormir. Dormir es un acto de fe: entrega el control a Dios y reconoce que el mundo no depende de nuestra vigilia constante. Desde ese descanso, amanece la valentía: no temer aunque la multitud se organice en contra. La súplica “levántate, Jehová” recuerda el clamor del éxodo y afirma que la salvación es del Señor; no se compra, se recibe. En la práctica pastoral, este salmo enseña hábitos concretos: orar en voz audible para reeducar la mente, anclar la jornada con un versículo, practicar el descanso como disciplina espiritual, y convertir la angustia en intercesión por el pueblo. La bendición final expande la mirada: mi historia se inserta en una comunidad que también necesita paz. Así, la mañana nos encuentra menos obsesionados con nosotros mismos y más disponibles para el bien.

Salmo del día: una lámpara para el camino

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). La experiencia de la fe cristiana no se alimenta de teorías abstractas, sino de una Palabra viva que acompaña la jornada concreta de cada persona. Por eso ofrecemos el Salmo del día: un espacio sencillo y profundo para que, en medio del ritmo acelerado de la vida, tu corazón encuentre lenguaje, dirección y consuelo en la oración inspirada por el Espíritu.

¿Qué es el Salmo del día y cómo puede ayudarte?

El Libro de los Salmos es el cancionero-oracional del pueblo de Dios. Contiene gritos y cantos, preguntas y respuestas, lágrimas y danzas; reúne la totalidad de la experiencia humana delante del Señor. El Salmo del día es una invitación diaria a entrar en ese diálogo milenario para descubrir que la Biblia no solo se lee: se reza, se canta y se vive.

“Hoy el Señor nos habla a través de un salmo” — un texto breve y denso que puede sostenerte durante horas: en el trabajo, en casa, en el tráfico, en el silencio de la noche.

El corazón de los Salmos: poesía, oración y vida

Cómo orar el Salmo del día (guía breve en 5 pasos)

  1. Silencio y presencia (1–2 min). Respira hondo. Reconoce que Dios está aquí. Dile: “Señor, abre mis labios”.
  2. Escucha. Lee el salmo despacio. Si una frase te toca, detente ahí. La Palabra es alimento, no noticia.
  3. Dialoga. Responde con tus palabras: gracias, perdón, petición, entrega.
  4. Aplica. ¿Qué paso concreto te invita a dar hoy? Escríbelo.
  5. Contempla. Guarda un minuto de silencio. Deja que el salmo te acompañe todo el día.

Preguntas para profundizar

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