En la era actual, la ética y la sexualidad ocupan un papel crucial en la sociedad contemporánea. Las noticias reportan constantemente el progreso de la revolución ética laica en ámbitos como la intimidad, el derecho a decidir, la muerte digna, la diversidad sexual y la identidad de género. La corriente de pensamiento laicista se impone en diversas esferas sociales: desde los ámbitos académicos hasta los medios de comunicación, pasando por las escuelas públicas, la industria del entretenimiento, las empresas privadas y el marco legal.

En un panorama ético árido, los individuos buscan fervientemente respuestas a las complejas interrogantes sobre la existencia y la sexualidad. Sin embargo, existe una luz de esperanza en medio de este desierto moral. Allí donde reina la aridez ética, es posible cultivar un vergel. Podemos descubrir una moral arraigada en la realidad, que proyecta una visión optimista y afirmativa de la vida del ser humano, más edificante, atractiva y emancipadora que aque